Aterrizamos
en la puerta de un tesoro
que llamamos amor.
Nos conformamos
ante una realidad que distingue.
Nos damos la mejor palabra.
Nos consolidamos.
Estamos en un tono mágico.
Nos disponemos
con brillo y en espacios arreglados.
Nos invitamos.
Hemos sugerido momentos
de felicidad, de voluntad,
de aprendizaje con honor.
Nos entendemos.
Hemos llegado al destino,
y ahora sabemos
que acabamos de comenzar.
Juan T.
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