viernes, 23 de octubre de 2009

Con gracias eternas

Nos insertamos en un modelo que nos vale. Hemos procurado estar. Las sensaciones nos conmueven con gracias eternas.

Eso parece

Simpatizamos con el destino, que nos viene en forma de paciencia infinita, que es o que eso parece.

Más que clara

Podemos hacer lo que debemos o lo que nos dejan. Creo que la elección está más que clara.

Nos consuela la vida

Vencemos y perdemos del mismo modo y al mismo tiempo. Hemos madrugado para no ver nada. La vida nos consuela.

Preparando el futuro

Algún día diremos que somos en la noche, y algún día negociaremos en la nada. Ya estamos preparando el futuro.

viernes, 16 de octubre de 2009

A varios toreros

“ENTRE LUCES Y SOMBRAS”

Valiente y alegre: así eres tú, así te muestras a los tuyos, a tu gente, ante el toro, que te ha mirado con respeto. Entrega, amigo Pepín, nunca te ha faltado. Has conectado como pocos con el público y con tu oponente, al que, aún dándole la espalda con coraje, le has mirado a la cara y a los ojos…, y ahí te has visto.


Buscas ese pase elegantemente atrevido, entre tierno y peligroso, como sabido, esperando, probando, tanteando, doblando la ocasión a la vida, que se muestra tan frágil y tenue como dramáticamente entera. Eres un lujo, José Tomás.


Clasicismo, torería, valor, arte, saber estar, técnica, naturalidad… Todos los calificativos caben en ti, Morante de la Puebla, único, heredero de una raza especial de toreros que mantienen las más puras esencias.

Juan TOMÁS FRUTOS.

lunes, 12 de octubre de 2009

Me falta el corazón

Corazón, corazón, corazón,
Ay, me falta el corazón

Me falta el corazón,
desde que tú te fuiste
ya no encuentro mi yo,
ni recuerdo lo que me quisiste.

El sueño de oro
se rompió en una noche
cuando te vi con otro
que portaba ese broche
que mi alma te regaló

Me he quedado sin misterio,
sin razones, sin voluntad,
no hallo por caridad
lo que fue puro deseo.

Tus ojos en otro están,
y los míos cabizbajos
a nada hacen caso,
pues no tengo ese ademán
que me hizo vivir en paz
con el favor de tu paso
que perdido queda ya

Sale tu nombre triunfante,
y el mío, herido a muerte,
pues no se puede vivir
sin ese deseo que es fuente
para poder seguir y reír.

Ay, corazón,
me falta el corazón,
no te encuentro a ti,
ya no sé de la razón
por este sinvivir
de no tenerte, amor.

Corazón, corazón, corazón,
ay, me falta el corazón.

Agrupemos buenos sentimientos

Merece la pena tras los sueños de esta madrugada. Hemos sentido que estamos bien, que tenemos razones para experimentar el ocaso de lo nefasto, que es nimio al lado de lo que tenemos. Despertamos. Algo hay en ese aire que nos proporciona la vida. Hoy nos regala amistad, buenas vibraciones, amor, dicha… Sentimos ese toque mágico que nos hace conectar con las vidas anónimas de quienes nos rodean, que son nuestras también, como la misma existencia nuestra les pertenece. Todo estamos en comunión, en un nexo especial, aunque no lo veamos. De vez en cuando lo experimentamos, aunque no acertemos a definir el sentimiento que nos embarga en tales coyunturas.

Hay una música celestial, suponemos que cada cual la vivirá a su modo, que nos hace partícipes del pasado, de lo que otros han disfrutado, y que nos entronca con un futuro mediato o más lejano. Todo lo necesario, y lo que no lo es, se encuentra a la vuelta de cuatro esquinas. Las estructuras antropológicas funcionan así. Las miradas, aunque no siempre veamos los ojos, funcionan así. Tenemos suerte.

Cuando conectamos con los demás, estamos en ese abordaje a los sentimientos que nos convierte en seres excepcionales, aunque anónimos, que seguramente es mejor de este modo. Hemos de entonar himnos permanentes que nos ayuden a vivir en un permanente acto de servicio a los otros, que justifican el que hayamos venido a este escenario de eventos de todo tipo.

Hemos de agrupar los mejores sentimientos, que haremos de esta guisa más fuertes, y debemos continuar con la labor de aislar lo que no nos aporta ningún bienestar, ni a nosotros ni a los demás. El sentido común es un buen referente.

Vivir a flor de piel, esto es, con autenticidad, con mesura, dando más que recibiendo, y procurando que la felicidad tenga más que ver con los estandartes de esas emociones que hemos de compartir con conmemoraciones en misiones de ayuda constantes. Hemos de ser importantes, pero en relación a los demás, que son nuestra razón de ser y de estar. Volemos conjuntamente. Hay todo un panorama extraordinario que nos aguarda para recolocar las cosas que nos interesan. Nos daremos mucha gallardía en este nuevo estadio. Las causas de la felicidad no se conocen. Ojala las conociéramos. Lo cierto, no obstante, es que las buenas acciones nos hacen vivir de un modo especial y con la suficiente paz para completar el círculo de nuestras actividades.

Juan TOMÁS FRUTOS.