Las garantías del amor
nunca son tales.
Corremos al origen
del pacto que nos da equilibrio
y óptimos argumentos.
Nos tomamos como podemos
y seguimos hacia el bien,
del que aprendemos.
Nos hay garantías,
pero tampoco las necesitamos.
Ahora no.
Hay amor,
y parece que es mucho.
Vamos a procurar aprovecharlo.
Juan T.
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