Te prefiero así,
limpia,
sana,
sin
nada que nos disperse,
atendiendo
las emociones.
Te
deseo entregada
a
la nada
que,
con amor,
lo
es todo.
Te
sueño entre caricias,
con
emociones,
en
una despensa particular.
Te
presento mis respetos.
Y
te prefiero
entre
todas las mortales
porque
sólo tú eres vida
en
esta eternidad indefinida
que
llamamos amor.
Consuelas,
brindas,
descargas
lo que no supone
valor
y motivo.
Superas
de largo
lo
que alguna vez ansíe.
Haces
de mí una mejor persona.
Te
tengo.
Retozo.
Nos
empleamos a fondo
con
formas que son cima e ilusión.
Te
escribo en la noche,
a
la luz de la Luna
que
durante el día confiesa
al
astro Sol
que
estamos hechos de verdad
el
uno para el otro.
Te
prefiero,
como
reafirmo, así,
porque
así también me prefiero yo.
Juan Tomás Frutos.
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