Nos presentamos al día
con
humildad, con anhelos
que
regalan vitaminas.
Aceptamos
el desafío
de
estar bien, de compartir,
de
llegar donde sea preciso.
Hemos
de mirarnos con soltura.
Nos
disfrutaremos.
Hallaremos
los motivos.
Las
noches nos llevarán
a
los estadios de una dicha
necesaria,
plena, importante.
Nos
formaremos con sonrisas.
Nos
climatizaremos.
Aumentaremos
lo que somos.
No
nos contendremos
en
la búsqueda de la alianza
de
principio circular, con la verdad
que
no cede.
Volaremos
con pasión.
Nos
repararemos.
Todo
lo sensible
nos
invita ya a superarnos.
Nos
fijamos
con
variedades que unen
los
benditos planes.
Nos
aventuramos
en
las opciones.
El
triunfo nos aguarda.
Nos
contemplamos.
Advertimos
que el amarnos
a
nosotros mismos,
con
firmeza, serenamente,
en
armonía, con destellos de nostalgia,
con
preguntas y sin respuestas,
contribuye
a vivir.
Quememos
lo que sobra,
quitemos
peso a la vida,
y
sigamos con facilidad
por
tramos de sencillez.
Pensemos.
Disfrutemos
lo que tenemos
sin
muchas esperas,
que
nada se detiene.
Sorteemos
los obstáculos
y
vayamos hacia el sosiego
como
máxima premisa.
Hay
mucho para el contento.
Contemplémoslo.
Juan Tomás Frutos.
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