Prestemos atención a cuanto ocurre. Nos hemos de entender con razones. Saquemos partido al contexto. No nos detengamos por inconvenientes, sean grandes o pequeños. Podemos más de lo que meditamos.
Asumamos riesgos, pase lo que pase. Los eventos de
todo pelaje nos han de permitir evolucionar. Por lo tanto, cuando vengan no
renunciemos a nada.
Platiquemos sobre lo que suceda. Procuremos
entender. Nada es en vacío. Hemos de buscar buenos resultados. No apaguemos las
luces.
Intentemos que la eternidad nos roce un poco,
aunque sea de lado. No debemos renunciar a las opciones vitales. Olvidemos, por
favor, los malos rollos y tomemos en consideración la paciencia con la que
nutrirnos ahora y siempre.
Tomemos ese café que nos relaja y definamos lo
conceptos que más nos complacen haciendo caso al corazón, fomentándolos.
La vida son sorpresas. Hemos de intentar que lo
sean en positivo. En una parte pende de la actitud. Gocemos con moderación y
sin ella, a partes iguales, o incluso desiguales, según el momento, y digamos
en voz alta que queremos la dicha para nosotros y para los demás. Alguna
llegará.
Juan TOMÁS
FRUTOS.
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